En un mundo tan saturado de productos, las marcas luchan cada vez más por destacar en un factor preferencial: ofrecer un producto o servicio totalmente personalizado y adaptado a sus clientes.
Si hablamos de moda, éste ha sido precisamente el precepto principal de la sastrería a medida tradicional, una tendencia que, si bien nunca ha dejado de ser clave, ahora se revela más importante que nunca.
La situación actual del mercado en el sector de moda de lujo revela la necesidad de estas firmas de cambiar en parte su modelo de negocio. Si bien algunos como Dior, Armani o Chanel han tenido grandes cifras durante 2013, otras como Luis Vuitton o Gucci no han tenido tan buenos números y han sufrido pérdidas o desaceleraciones en su crecimiento. Las causas que aluden estas empresas son la creciente exigencia de los clientes o la incapacidad para crecer más dentro de su ámbito (en caso de empresas muy importantes y afianzadas).
Lo cierto es que otra de las razones para afirmar que se están produciendo cambios importantes en el mundo de la moda es, evidentemente, el factor internet. La red de redes permite a los usuarios acceder a productos totalmente personalizados y de marcas muy variadas, por lo que el factor de “exclusividad” cada vez es más importante.
Los clientes de este tipo de moda de lujo demandan no solo productos carísimos o exclusivos en el sentido ckásico de la palabra, sino que además de ello se busca una vuelta a la exclusividad que solo pueden ofrecer las sastrerías a medida tradicionales, esto es, la customización total del producto. Sentir que nuestra prenda es solo nuestra y que representa perfectamente nuestra personalidad o estado de ánimo a través de rasgos estéticos únicos y distintivos.
Cabe destacar que la customización total del producto, la base del oficio de los sastres artesanos originales, no es solo una tendencia en la moda actual, sino que va camino de convertirse en una tendencia (sobre todo estética) global. Valga como ejemplo el próximo móvil de Motorola y Google, el cual será totalmente modulable, es decir, todas sus partes serán intercambiables y modificables con el objetivo de que cada uno tenga su propio móvil totalmente personalizado con las piezas que desee. El ejemplo de este futuro teléfono se relaciona perfectamente con lo que demandan los clientes de alta costura a las marcas: una experiencia exclusiva y personal.